101km de La Legión, 14º Edición

Teníamos el despertador a las 07:30h, pero los nervios y escuchar al resto de participantes en el hotel prepararse, nos hace dar un bote de la cama. Vamos a desayunar y Juan se mete para el cuerpo de todo. A mi con los nervios no me entra más que fruta, así que intento ingerir todo lo que puedo.

A través de la ventana del hotel podemos ver un viento muy fuerte y el cielo descargando agua, pero nos fiamos de las predicciones que dicen irá mejorando a lo largo del día.

Salimos disparados hacia el campo de fútbol desde donde se da la salida. Aquello es increíble, 7000 corredores entre ciclistas, duathletas y marchistas (incluso alguno acompañado de perros!!) abarrotan el campo y el despliegue de medios es increíble.

Tras el discurso del Alcalde de Ronda viene el discurso del Coronel de La Legión y a continuación los "vivas" que replican más de 7000 personas:

- "Viva SSSSPañña!!"

- VIIIVAAAAAA!!!!

- "Viva el RRRREY"

- "VIVVAAAAAAAA!!!"

- "Viva la Legión!!!"

- "VIVVVAAAAAAAAAAAAA"

Y un cañonazo da la salida.

Ronda está volcada, todo el mundo en la calle gritando, haciendo fotos, animando...increíble.

Ya me habían avisado de que me tomase los primeros km con mucha calma que esto se paga al final. Y así lo hicimos, salimos muy por debajo de nuestras posibilidades. En el km 22 comienza el primer repecho gordo, pero todo el mundo lo sube montado. Molinillo, control de pulsaciones y arrribbaaaa. Pendiente de un 10-15% durante 4km, muy relajado y te terminas ya con 600m de desnivel.

Seguimos siempre controlando el esfuerzo, tras una buena subida viene una gran bajada, y no decepcionan. Son largas, con cierta técnica y ves el camino lleno de bidones que han saltado de sus bicis. Llegamos a Alcalá del Valle, sus habitantes nos reciben como si fuésemos corredores del Tour de Francia. En el avituallamiento, que no se para, un legionario nos da un gel. Pienso que no lo necesitaré mientras oigo a un corredor que dice "después de la curva hay un repecho que vais a flipar", y efectivamente ... un cuestarrón cementado con una pendiente muy elevada. La mayoría de corredores suben empujando pero Juan y yo tiramos de molinillo. El GPS me va marcando: 20..21...22...y así hasta un 26%!!! La gente va cayendo delante de nosotros y me esfuerzo en gritar ¡PASOOO, PASOOOOO!. Los corredores nos animan, alguno incluso me empuja ligeramente para ayudarme a que no echemos pie a tierra, los habitantes del pueblo nos jadean y nos aplauden... el ambiente te invita a seguir dando pedales.

La verdad es que el cuestarrón no nos ha gastado en exceso y seguimos manteniendo un ritmo conservador. Atravesamos pueblos preciosos, en todos y cada uno de ellos sus habitantes siguen animando y eso quieras que no hace mucho psicológicamente. Te hacen sentir que realmente estás en una prueba muy dura y que no todo el mundo consigue terminar.

Volvemos a iniciar una larga escalada. La pendiente no es muy pronunciada y es llevadera pese a su longitud. Así llegamos al km 63, donde hacemos nuestra primera parada para comer y rellenar las camelbak. Un legionario indica..."Ánimo, sólo queda ese repechito que se ve y a partir de ahí una larga bajada". Será mamón!! Se quedan con nosotros, pues anda que no quedaba subida. Algunos ya lo iban diciendo. Eso sí, cuando acabas de subir el cerro de kilómetros llega un bajadón de aúpa. En ninguna marcha/carrera había olido el olor a ferodo quemado que salía de los frenos de los corredores que emprendían la empinada bajada.

Llegamos al km 75, pasando por el acuartelamiento de la Legión, nos cruzamos con los Duathletas. Los legionarios nos dicen que ya estamos llegando, ánimo...pero no... llevamos 1400m de desnivel y ahora es cuando empieza la fiesta!!!. Comenzamos la famosa subida de la ermita... Molinillo y para arriba, conservando vamos adelantando a bikers que suben empujando, pero unos km más arriba la cosa se complica en exceso. El desnivel sube del 20% en un terreno de piedra suelta, todo el mundo sube por un costado y Juan y yo subimos a molinillo pidiendo paso, prácticamente a la misma velocidad que los que van andando, pero lo prefiero. Sin embargo no dejan la trazada limpia libre y al final tenemos que echar pie a tierra, empujando cuesta arriba un largo trecho que te carga los músculos.

Una vez arriba de la ermita veo lo que ya me habían avisado. Un precipicio de bajada a través de una carretera estrecha y con curvas muy cerradas, empinadísimo. Es muy peligrosa y vemos como alguno sale por las orejas.

Ya estamos en el km 90 y vuelve un repechón larguísimo. Los veteranos dicen que esto es nuevo, nadie veo que suba montado debido a la pendiente, el barro y las rocas. Mucha gente parada estirando los músculos acalambrados, algunos llamando por teléfono diciendo que no pueden continuar. Tenemos que volver a empujar y ya noto los gemelos muy cargados, tanto que cuando terminamos de subir después de casi 1h, soy incapaz de subirme a la bici. Según apoyo el pie en el pedal me empiezan a dar calambres. Juan, que iba unos metros delante mía no se ha dado cuenta y ha subido a su ritmo. Cada vez que intento subirme en la bici me pega el hachazo incluso cayéndome a plomo de dolor. Me tienen que ayudar a estirar las piernas para que se me quite el calambrazo y luego levantarme. Pienso que andando tardaré una eternidad y me dan hasta ganas de llorar de la frustración.

Estoy tirado en el campo, estirando los músculos. Una fotógrafa pasa y me dice..

- ¿Un pinchashillo no?

- No amiga, una torre de alta tensión es lo que tengo.

Andando llego hasta el avituallamiento del km 95. Un legionario me pregunta qué me pasa y le digo que no puedo ni pedalear. Me sacan reflex y me duchan en él mientras me dan isotónicos y plátanos. Gracias a eso consigo volver a montar y pedalear suavemente hasta que llego a "La cuesta del Cachondeo", km 99 a las faldas de Ronda. Lo bueno es que sólo queda 1,5km...lo malo es que estás abajo, y Ronda está arriba....muyyyyy arriba. Para llegar tienes que hacerte ese kilómetro y medio a través de una cuesta empedrada al 20%.

Me bajo de la bici en cuanto noto el amago de calambres. Bikers delante mía empiezan a caer a plomo completamente acalambrados y ayudo a los que puedo igual que hicieron conmigo. Sigo empujando la bici, se me está haciendo insufrible. Alguno me anima a montar de nuevo pero me es imposible.

No paro de ver gente cayendo por los calambres. La imagen más impresionante a 500m de la meta, un tío cae al suelo gritando de dolor. El cuádriceps lo tiene como una tinaja. Intentamos ayudarle a relajarse, le ponemos de pié y vuelve a chillar porque no se le baja el tirón. Ufff es espeluznante.

Cuando la cosa se calma vuelvo a montar, suaaave. Estoy roto completamente aunque la gente te lleva en volandas hasta la meta. Aplausos, vítores y llegas allí...a la meta... bajo el arco sellan mi pasaporte, un legionario me cuelga el ladrillo de finisher mientras me da una palmada en el hombro y me dice "Eres una puta máquina". Sólo en ese momento se me quitan los dolores y me lleno de una satisfacción enorme, a la vez que veo a Juan que me lleva esperando un buen rato, también soportando calambres y dolorosas caídas.

A partir de aquí te guardan la bici en un parking y la legión te da de comer: pasta, carne, yougurth, bebida....lo que quieras. Después puedes recoger tus obsequios de finalista.

Sin duda la prueba más dura que hemos realizado, pero también la más bonita. Un trazado que atraviesa pueblos preciosos de la sierra de Ronda, un ambiente de carreras, compañerismo, sufrimiento, un despliegue de medios impresionante, y encima la edición más dura de las que se han realizado hasta ahora. 101km y 2500m de desnivel, 7h y mucho para terminarla en mi caso.Eso sí, una prueba de esta envergadura sólo la Legión la puede organizar. Os animamos a todos realizarla el año que viene, pues nosotros volveremos sin duda. Esta es de las carreras que hay que disfrutar y sufrir al menos una vez.