La ley del Escalador

Dicen los entendidos madrileños que el puerto de La Morcuera, por la vertiente desde Miraflores de la Sierra, es el juez que dictamina el estado de forma de un ciclista. Te juzga...y si estás débil...te sentencia.

Un desnivel de 620m en 9,2km, con una pendiente media de más del 6% es la prueba que has de superar. Así mismo, existe una leyenda urbana no escrita, la cual afirma que un ciclista empieza a estar fuerte cuando escala dicho puerto en menos de 40 minutos.

Bueno pues hoy tres domingueros, Jaime Juan y un servidor, se han propuesto escalar La Morcuera por el lado de Miraflores, bajarlo por la vertiente opuesta hasta Rascafría y media vuelta para volver a subir por la otra vertiente. De paso comprobar tiempos para tener una referencia de cara a la temporada que viene.

Las condiciones desde luego no son las mejores: amenaza lluvia y además salimos sin calentar directamente al puerto. Comenzamos sin forzar conscientes de los comentarios sobre la dureza, intentando controlar las pulsaciones (algo difícil) y los tres juntos.

Aguantamos juntos hasta que en el km5 se me sale la cadena y se me engancha en el buje. Vaya momento para este percance!! Me tengo que bajar a solucionarlo y veo que Juan y Jaime se escapan. Vuelvo a subir e intento cogerles, aunque no les veo. Por fin les alcanzo a ver, Juan a pillado unos metros de ventaja y me tengo que hacer el resto del puerto a 190 pulsaciones para por fin contactar con Jaime y luego con Juan, coronando los 3 prácticamente juntos.

¿Tiempo? Pues un discreto 42min, 13kmh de media. En un bloc de notas del colegio pondría N.M (necesita mejorar), pero para ser la primera vez, no conocerlo, y no estar acostumbrados a escalar puertos nos vamos contentos.

Bajamos hacia Rascafría y una vez allí damos la vuelta. Pongo el crono justo en el cartel del río Lozoya. Como estamos cansados iniciamos el ascenso charlando, muy conservadores. A la mitad de puerto aumentamos un poco el ritmo gracias a los tironcitos de Juan, pero al rato Jaime prefiere no tostar el motor y reduce ligeramente el ritmo.

A falta de 3km Juan vuelve a pisar el acelerador, dándo algún que otro palo al que prefiero no responder, pero que mi ritmo constante consigue recuperar. Tras esquivar vacas y caballos salvajes en la carretera vemos el cartel del alto de Morcuera.

"Juan, un sprint hasta el cartel!". "clack, clack, clack!!", bajan los piñones, sube la cadencia y los músculos se contraen con un tostao de aúpa; el pulsómetro empieza a subir como un tiro e intento darlo todo al borde de los calambres, pero Juan que sigue fuerte como el vinagre me roba el sprint con media rueda de ventaja. Maillot de lunares para él, y eso sin entrenar!! Sigue siendo el rey de la montaña.

Cuidado que Jaime viene fuerte, apenas tarda 2 minutos y encima llega metiendo prisa porque empieza a llover. A todo esto hemos conseguido subir 1kmh la media de la semana pasada en la subida por esta vertiente...no está mal para empezar de charleta.

Creo que le vamos pillando el gustillo a esto de sufrir escalando puertos.