Hoy era el día de realizar la ruta Matagrama, en Morata, y ha tocado madrugar bastante. No había salido aún el sol cuando Peski, Metalmora y yo comenzamos a pedalear por el carril bici hacia Morata, acompañados por varios miembros del C.C Arganda. Una vez en Morata nos reuniríamos con Jaime para comenzar la ruta.
En la plaza del pueblo nos inscribimos en la marcha y nos enfriamos...porque vaya frescor mañanero. A las 9h puntuales se da la salida a la ruta, y los chicos de Haro imponen un ritmo frenético desde el principio.
Los primeros km transcurren por pista, llaneando a más de 30kmh, hasta que llega la primera cuesta con un 19% de desnivel. Comienzan a verse los primeros pies a tierra y alguna caída. Peski tiene problemas con el cambio de su Ultimate y tiene que parar. Jaime ha desaparecido a las primeras de cambio, así que Metalmora y yo continuamos la ascensión.
Una vez arriba, el calentón que llevamos en el cuerpo es considerable, pero conseguimos mantener un ritmo bastante ligerito. Se encadenan una serie de subidas y bajadas, Pedro nos sigue de cerca, y comienzan las primeras bajadas peligrosas. El terreno está muy suelto y con grandes roderas, hay que andar con cuidado para no salir por los cuernos, y ya se empiezan a ver castañazos que duelen de sólo mirarlos.
Creíamos que ya hasta el avituallamiento sería cosa fácil, pero no. Comenzamos una prolongada subida por un pinar, con otro 19%. Toca meter molinillo y los excesos se empiezan a pagar caros, la visión se vuelve azul y dan ganas de echar pié a tierra. "Un poco más, un poco más, después de la siguiente curva ya está seguro, ah pues no, otro poco más" Ufff que dura se hizo.
Comenzamos la bajada del pinar para encadenar largas rectas y un camino que engancha con el nuestro, donde entre otros bikers veo a Jaime. "¿Qué ha pasado? ¿Cómo es que estáis aquí?, Jaime: "Han acortado el camino porque se estaba dividiendo mucho el grupo y nos han hecho venir por aquí, además he pinchado nada más salir y he tenido que parar a repararlo". Ya decía yo que era raro perder a Jaime nada más empezar.
Tras llegar a los abrevaderos empieza otra nueva subida del 14% que nos lleva hasta el punto más alto de la ruta y poco después el avituallamiento, donde pararemos bastante tiempo hasta reagrupar a todos los participantes.
Reemprendemos la marcha, otra vez pista con alguna subida interesante, hasta que llegamos a las trialeras de bajada. Son muy técnicas, llenas de polvo y roderas. Sólo unos pocos las pasan montados. Vistas desde arriba dan vértigo e invitan a tomártelo con cuidado si no estás seguro.
Llegando a Morata parecía que la marcha ya había terminado, pero no, volvía a subir por encima del pueblo hasta la cuesta de La Calera. El cansancio es bestial y las piernas no dan para mucho más. Jaime parece ser el que está más fresco y tira fuerte. Desde La Calera comenzamos un bonito descenso por el pinar de Morata, con trialeras y saltos incluídos. Se ven más caídas y Metal sale por los cuernos para no pisar un biker tirado, pero una vez abajo por fin hemos llegado.
Eso sí, algunos hemos tenido que volver dando pedales hasta Arganda, lo que ha implicado hacer 80km con más de 1100m de desnivel acumulado. De paso, el tío del mazo vino a ver a Pedro, el cual iba dando tumbos de vuelta a Arganda. Jaime bestial, su entrenamiento en silencio nos ha dejado boquiabiertos, pues ha rodado con nosotros toda la segunda parte sin dar el más mínimo síntoma de desfallecimiento, y de no ser por el pinchazo no creo que se hubiese descolgado en ningún momento. Bravo Jaimito!!